Por el contrario, lo que se busca en estas líneas es desdramatizar algunas cuestiones y encontrar, en la medida de lo posible, el camino que permita llegar al destino que cada fanático del fútbol desea: disfrutar del buen juego, algo que le faltó precisamente al equipo nacional durante las Eliminatorias, y hasta las últimas fechas.

Si bien hay situaciones e intereses que superan merecimientos y realidades, no hubiera sido tan catastrófico que Argentina se haya quedado afuera de la competencia más importante a nivel de selecciones.

En consecuencia se podría haber construido un mejor y más completo análisis de las deficiencias que rodearon –y rodean- al elenco dirigido por Maradona: entre otros puntos para profundizar, es clave determinar correctamente la función del presidente de la AFA, la formación del cuerpo técnico y el rol que debe cumplir cada integrante, el desempeño del periodismo, y la preparación y concentración del plantel ante cada compromiso.
Argentina necesita pensar a largo plazo, necesita proyectarse al 2014 ó 2018. Parece una locura esta afirmación, pero al menos es una propuesta que tiene buenas intenciones. Argentina necesita empezar de cero, desechar cualquier aspecto negativo que no sume al grupo (desde colaboradores y técnicos hasta futbolistas), reorganizar calendarios, tener una idea clara de lo que se pretende conseguir, trabajar profesionalmente para un mismo objetivo. Asimismo se necesita de la responsabilidad de los jugadores y del apoyo de sus respectivos clubes. Eso está claro.

Un gran número de la prensa, que varias veces pierde su objetividad y se transforma en un hincha más, y la mayoría de los aficionados por la redonda no estarán de acuerdo con estas conclusiones y seguramente dirán que el campeonato de Sudáfrica 2010 se jugará durante un mes y que en ese mes todo depende del momento de cada jugador y del equipo (incentivación, nivel de competencia, estado físico óptimos y también un toque de suerte). Puede ser. Sin embargo, no es motivo de celebración ganar un Mundial como lo logró Italia en Alemania 2006, donde lo que menos hizo fue jugar bien al fútbol.

Por Pablo Medina
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