En el fútbol hay momentos terribles. Momentos de desesperación, de impotencia, de amargura y también de tristeza. Perder ante el clásico rival, caer derrotado en la final de un mundial o errar el penal de la victoria son, entre otras situaciones, algunos de los motivos que justifican aquellos momentos terribles. Se supone que la mayoría de los jugadores lo sufren, pero el más perjudicado sin lugar a dudas es el verdadero hincha, seguidor del alma y cómplice de éxitos y frustraciones.
En el fútbol a veces se confunde la pasión con la estupidez. Los interminables hechos de violencia en los estadios entre los que se creen hinchas (en realidad son delincuentes) atentan contra la esencia de este deporte, el más hermoso del mundo por lejos.
El verdadero hincha, el que acompaña en las buenas y en las malas, también se ve perjudicado entonces cuando es privado de ver a su equipo, por cuestiones de seguridad, como se suele escuchar. A no olvidarse tampoco de los negocios sucios que existen entre dirigentes y barrabravas. Eso también atenta contra la número cinco.
Pero en el fútbol por suerte hay momentos de felicidad, circunstancias en las que los protagonistas que actúan en la cancha y los eternos simpatizantes se sienten las personas más afortunadas del planeta.
Muchas son las razones para ilusionarse si se trata de un grito de gol inesperado, casi inalcanzable. Mayores son las razones para abrazarse fuertemente con el hermano, el padre o el amigo si el empate llega cuando todo parecía perdido. E innumerables son las razones para saltar alocadamente de alegría si se pasa de la nada a la gloria en cuestión de minutos nomás.
Así fue cómo vivió el hincha de San Lorenzo el gran triunfo 3 a 2 de su equipo en la Copa Libertadores frente a Real Potosí, en Bolivia. Cuando el conjunto local se ponía en ventaja por dos tantos, se advertía lo peor en el ambiente azulgrana (entiéndase la duda sobre la continuidad de su entrenador Ramón Díaz y de algunos jugadores en el club, un tema bien característico de nuestro país). Pero mágicamente cayeron del cielo tres hermosos goles que cambiaron la historia. La del Ciclón y la de sus fanáticos.
Seguramente cuando el paraguayo Aureliano Torres convirtió el penal de la victoria, los hinchas de Boedo se olvidaron de sus problemas en el trabajo y de la plata que no alcanza a fin de mes. Y hasta posiblemente aquél que no sea de San Lorenzo se haya alegrado por la hazaña argentina.
Eso es lo lindo del fútbol, esa es la magia que tiene el fútbol. Cuando el milagro se transforma en realidad y el corazón estalla, no hay dinero que pueda comprar esa sensación única de bienestar. Por suerte todavía hay momentos de felicidad en este maravilloso deporte. Imposible no emocionarse.
Por Pablo Medina
4 comentarios:
que cosa increible no? justo leia tu comentario en el que mencionas la palabra terrible al hablar de ciertas cosas del futbol que lo hacen magico. pero tambien tenemos que lamentar que sea terrible en aspectos que trascienden la pelota. es terrible y es horrible lo que pasa. la intolerancia con el rival llega a limites increibles. y la muestra mas reciente es el asesinato de emanuel. ayer estuve en la manifestacion frente a la AFA y me dio pena ver tan poca gente. si bien yo llegue a las 20 y el encuentro estaba pactado para una hora antes, me parecio que quedaba muy poca gente. ojala que todos estemos mas unidos que ayer para ganarle la batalla a estas basuras que pretender terminar con la fiesta del futbol. antes de irme te cuento que tengo un blog desde hace apenas un mes y estoy difundiendolo. te voy a agregar en mi blogroll porque me gustaron tus comentarios y me gusto particularmente la historia real que contaste unos posteos mas abajo. ojala vos me agregues a tu lista si lo queres hacer la dire de mi blog es www.periodistargentino.blogspot.com
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FELICES PASCUAS!!!
ALTO RIESGO
La Subsecretaría en Espectáculos Futbolísticos, cuyo titular es el ex árbrito Javier Castrilli, ha declarado al partido que jugarán River-Velez de “alto riesgo”.
En el operativo de prevención, habrá 750 policías y personal de seguridad privada, no dejarán ingresar a 130 barrabravas de River Plate y se implementará un sistema que permitirá, a través de las huellas dactilares, detectar si una persona tiene antecedentes penales.
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