Susana tiene mucho frío. No se siente bien. Supone que se va a resfriar. Su mirada está apagada, tal vez un poco triste. Ocurre que hace nueve meses abandonó Argentina para mudarse a Rusia porque su marido, Víctor, consiguió un mejor trabajo.
Todavía le cuesta a ella acostumbrarse a esta nueva etapa de su vida, ya que extraña muchísimo a su querido Villa Devoto, el barrio en el que nació 36 años atrás. Y también se les complica adaptarse al cambio a sus dos hijas. Lorena, la mayor, de 11 años, y Tamara, de siete, no se olvidan de las amiguitas que dejaron del colegio y de las tardes en las clases de danza.
El día está muy deprimente y la nieve no cesa de caer. Víctor aún no llega de su empleo. Susana empieza a preparar la cena. Sus hijas están bañadas y miran la televisión, algo aburridas porque no entienden muy bien el idioma ruso. Ya está todo listo. Sólo resta esperar al hombre de la casa para que la familia pueda deleitarse con una rica comida casera.
Son las diez de la noche. Mientras aguarda, Susana se dirige a la computadora que está en el comedor, se conecta a Internet y tipea www.fmnoventa.com.ar. Luego, en esa página web, accede a la opción Radio en vivo. Apenas 15 segundos después comienza la transmisión de la 90.1, la emisora que siempre sintonizaba cuando vivía en Devoto y que cibernéticamente disfruta desde hace nueve meses en tierras tan lejanas como heladas.
En Argentina son las cuatro de la tarde, hora en que sale al aire el programa Historiando tangos, uno de los más antiguos de La Noventa. Susana se estremece cuando escucha Patio mío, de Aníbal Pichuco Troilo. Lorena y Tamara se sientan al lado de su madre. Las tres viven un momento muy especial.
De repente, el conductor alienta a los oyentes a que llamen a la radio para solicitar un tema musical. Susana duda un instante, pero al rato se decide y se comunica. Está nerviosa. Por eso, tartamudea al hablar.
El conductor intuye que el llamado no es uno común y corriente, pero se limita solamente a preguntar el nombre de la canción elegida. Ella le indica Mi Buenos Aires Querido, de Carlos Gardel. Cuando advierte la melodía, se le caen un par de lágrimas. Está profundamente emocionada.
Una vez que termina el tango el conductor le pregunta a Susana de dónde lo llama. Ella le contesta que desde Rusia. Ahora al que se le nota una voz tensa y tartamuda es al conductor, quien se sorprende. La exaltación que se genera entre ambos es inevitable. Momento de terminar la comunicación. Se despiden con un cálido saludo. Las niñas abrazan a su mamá fuertemente y le cuestionan el motivo de su llanto. Ella las abraza aún más fuerte, sin contestar.
El clima no es el mismo de antes. Susana ya no tiene frío y se le descubre una sonrisa pura. De alguna manera pudo volver, por un ratito, al lugar en el que más quiere estar y sentirlo más cerca que nunca. Ese lugar es Argentina. Ese lugar es Villa Devoto, en donde hay una radio que, a pesar de las distancias, logra establecer un vínculo muy intenso e íntimo con los oyentes. Inclusive en Rusia.
Nota: El texto que usted acaba de leer es un hecho real. En 2006, cuando trabajaba en la radio FM 90.1 (de Villa Devoto), los dueños de esa emisora porteña me contaron aquella experiencia vivida. Y como me causó cierta emoción, me animé escribirla para compartirla con alguien más.
Por Pablo Medina
1 comentario:
El desarraigo es algo fuerte. Y en Rusia se deben necesitar calmantes y analgésicos.
Saludos.
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