El 24 de abril de 1993 fue, probablemente, uno de los días más tristes en la vida de Martín Sharples, un eterno amante del atletismo y poeta de sinceridades. Regresaba con su moto desde Pergamino con destino a la Capital Federal cuando un terrible accidente de tránsito le quitó parte de su pierna izquierda y también algunas ilusiones.
A partir de ese momento su historia personal tomaría un rumbo distinto, para siempre y sin vuelta atrás. Tuvo que soportar, además del dolor físico y la angustia, las duras palabras de los médicos, quienes le aseguraron que no iba a poder hacer deportes nunca más.
Sin embargo Sharples, ex jugador de rugby del Club Atlético Porteño, logró sobreponerse a esas malas noticias y siguió adelante con la firme esperanza de volver a correr una carrera. Con el paso del tiempo encontró algo de paz: luego de varias gestiones, esfuerzo y paciencia pudo conseguir una prótesis de unos 15 mil dólares, que le brindó equilibrio a su cuerpo y alegría a su alma.
De a poco este atleta de 42 años, desconocido por la mayoría de los medios masivos de comunicación, empezó a entrenarse en las plazas, en las calles y en las pistas del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD). Y en consecuencia se fue animando a participar de numerosos eventos. Entre ellos, la Carrera de Miguel Sánchez, el famoso homenaje que se le realiza todos los años a aquel fondista desaparecido durante la última dictadura militar.
Asimismo Sharples se convirtió en el primer corredor argentino en completar una maratón de 42 kilómetros con una pierna ortopédica.
No obstante, por falta de respaldo económico se vio prácticamente obligado a cambiar de modalidad de competencia y hacerlo en silla de ruedas. Entre octubre y diciembre del 2007 recorrió a pie y en bicicleta 3.143 kilómetros entre La Higuera, en Bolivia, y Buenos Aires. Lo hizo para reclamar la inclusión social de las personas discapacitadas, reivindicar la lucha revolucionaria de las 30.000 personas asesinadas por los militares y para exigir la aparición de Julio López.
A pesar de todos los problemas que debió enfrentar, Martín Sharples se mantuvo de pie y demostró que ciertas batallas y ciertas ideas no están perdidas para siempre. Martín Sharples se las arregló para pelear contra la corriente y nunca perdió la fe, incluso en los momentos de mayor soledad. No importa si en la pista sale primero, segundo, tercero o último. Martín Sharples hace rato que ganó. Ganó la carrera de su vida, la de no rendirse ante la adversidad, la de no entregarse ni aún vencido. Martín Sharples ganó la carrera más hermosa, esa que invita a soñar, esa que ganó con el alma, con su espíritu deportivo y, por sobre todas las cosas, con el corazón.
Por Pablo Medina
1 comentario:
Amigo, gran blog, pasate por el mio que es limitado, el cual trata sobre la busqueda de un DT para el seleccionado argentino.
Un abrazo.
www.buscandodt.blogspot.com
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